
- El Govern de la Generalitat está faltando a la verdad: con este Decreto no se ponen límites al precio del alquiler
- La inmensa mayoría de alquileres no entrarían en la regulación, los propietarios que incumplan la ley no serían multados, y se incentivaría que los precios sigan subiendo
- Es urgente una regulación de precios real: no admitimos que nos tomen el pelo y se juegue con nuestro sufrimiento mediante humo electoral
La semana pasada ya denunciamos la opacidad con la que ha actuado el Govern y exigimos la incorporación de nuestras demandas. No fue hasta pocas horas antes de la aprobación del Decreto que tuvimos acceso a los contenidos del documento. Habiendo podido analizar el texto, tenemos que lamentar que se trata de un #DecretFarsa y que el Govern de ERC y PDCat está faltando a la verdad: es falso que se pondrán topes de forma efectiva al precio del alquiler. Lo explicamos en tres puntos.
1. En primer lugar, a pesar de que han declarado que esta es una «medida urgente en materia de contención de rentas», la inmensa mayoría de alquileres (por no decir todos) seguirá sin tener ningún tipo de límite en el precio: tanto los contratos vigentes como los nuevos. Ninguno de los contratos de alquiler vigentes estará regulado. En caso de que una familia siga viviendo en la misma vivienda y firme un contrato nuevo, la propiedad podrá optar por no acogerse a la regulación si así lo desea. La propia Conselleria de Justícia ha dicho que el Decreto obliga a cambiar de piso para poder entrar dentro de la regulación. Pero ni siquiera así: el decreto ley incluye un montón de excepciones de diferentes tipos para los nuevos contratos. Por ejemplo, en caso de obra nueva o de rehabilitación integral, la propiedad podrá también ignorar el tope de preus.
2. Además, el decreto no contempla ninguna sanción en caso de incumplimiento de la ley. Es decir, que no incluye la aplicación de multas, una medida esencial para hacer efectiva la regulación de precios en otros países. Esto coloca a los inquilinos en la difícil posición de tener que emprender acciones legales contra la propiedad si el tope se vulnera, teniendo que afrontar un importante desgaste emocional y económico para hacer valer sus derechos. El abecé de cualquier regulación digna de ese nombre es que las administraciones actúen de oficio poniendo multas, como se hace con el código de circulación o en tantos otros ámbitos. Dejarlo en manos de las personas que vivimos de alquiler, que somos la parte débil de la relación contractual, es una dejación de responsabilidades.
3. Por otra parte, la supuesta regulación de alquileres se haría en base al índice de referencia de la Generalitat. Este índice está basado en los precios de mercado actual. Es decir, unos precios irreales, hinchados por la burbuja de alquiler, tal y como ya explicamos aquí. El decreto establece que el precio se puede aumentar un 10% o un 15% respecto a dicho índice (es decir, respecto a unos precios de burbuja). Esto es perverso: teniendo en cuenta que el ritmo de crecimiento actual es de un solo dígito y está por debajo de estos porcentajes, el gobierno de la Generalitat estaría contribuyendo a alimentar aún más la burbuja.
Este decreto es el resultado de haber trabajado de espaldas a la ciudadanía, y muy particularmente al movimiento por la vivienda. Decimos que es un #DecretoFarsa porque, a diferencia de lo que ERC y PdCat han declarado, NO regulará los precios en ningún caso. Aún peor: animaría a que sigan subiendo.
Exigimos al Gobierno y muy particularmente a la Conselleria de Justicia que se siente a hablar con el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos, y las organizaciones sociales. Para llevar a cabo un cambio legal como este, tienen la obligación de trabajar con las entidades que llevamos reclamándolo hace más de dos años. Hace falta un índice de precios del alquiler vinculado a los ingresos de la población, universal, y de obligado cumplimiento.Sólo de esta manera podremos bajar los precios del alquiler de forma estructural.
Que nadie lo dude: conseguiremos la regulación de precios del alquiler. Es lo que exige una amplísima mayoría social. Pero mientras tanto no aceptaremos que nos tomen el pelo y se juegue con el sufrimiento de la gente recurriendo a humo electoralista.