
En los últimos años, las feministas que formamos parte del movimiento por la vivienda hemos llenado las calles con nuestras denuncias y reivindicaciones para visibilizar una lucha que tiene como objetivo principal la construcción de una sociedad justa, digna y libre de discriminaciones y opresiones. Este año, volvemos a las calles todo sumándonos al Manifiesto #8M 2021, cuyo contenido suscribimos totalmente.
Esta vez la irrupción de la covid-19 nos impide visibilizar hacernos todas juntas y de forma multitudinaria como habíamos hecho hasta ahora, pero entendemos que esto no quiere decir que nos tenemos que cerrar en casa y renunciar a nuestro grito común contra las violencias y opresiones que sufrimos las mujeres en todo el mundo. Creemos que esta vez y, ahora más que nunca, hay que salir a las calles sin miedo. La actual pandemia ha provocado no sólo una crisis sanitaria, sino que ha agravado la crisis política, social, laboral y de derechos civiles que ya arrastrábamos desde hace más de una década.
Las precariedades laborales se han agravado enormemente en los últimos meses. A las desigualdades ya existentes en la discriminación salarial, en la subcontratación a través de contratos temporales, en las jornadas parciales no deseadas, el paro, en los bajos salarios y en la discriminación laboral hacia las mujeres que tienen niños (a través de una maternidad no libre), hay que añadir las situaciones de Expedientes de Regulaciones Temporales de Empleo (ERTE), los despidos masivos a través de los Expedientes Reguladores de Empleo (ERE) y los recortes de salarios que han creado un aumento importante de la pobreza. Estas situaciones de precariedad no han ido acompañadas por políticas públicas que dieran apoyo a las personas, como es el ejemplo de la escasa y escasa aplicación y desarrollo del Ingreso Mínimo Vital o la Renta Garantizada de Ciudadanía.
El virus no ha hecho más que intensificar una situación ya crítica y estructural de desigualdades, expresadas en el conjunto de nuestras vidas y que afecta de manera desigual diferentes colectivos como las mujeres migrantes y racializadas, las mujeres jóvenes y mayores, disidentes género, mujeres con diversidades funcionales y sensoriales y también aquellas que son explotadas sexualmente. Son estos colectivos los que han cargado con la mayor parte del peso social y productivo durante los meses más duros del confinamiento pero se ha comprobado que, a pesar de su importancia, en muchos casos sus condiciones son extremadamente precarias.
Por ello, las feministas que formamos parte del movimiento por la vivienda en Cataluña:
- Denunciamos la grave emergencia habitacional en Cataluña y en todo el Estado, ahora más cruenta que nunca. Estamos asistiendo a un incremento en el número de familias que tienen dificultades para pagar rentas e hipotecas, con el consecuente aumento escandaloso de desahucios. La vivienda ha sido trinchera durante los meses de confinamiento y está reconocido como un derecho fundamental en la Declaración Universal de los DDHH y en la Constitución Española, pero a día de hoy el Estado no ha desarrollado suficientes medidas para garantizar este derecho, de forma efectiva, para la mayoría de la población. Asimismo, muchas de las personas afectadas por los desahucios y la pobreza energética somos mujeres y niños y, por tanto, somos nosotras las primeras en poner nuestros cuerpos ante la policía y los juzgados para detener los lanzamientos y defender una vivienda digna.
- Exigimos políticas públicas de vivienda ambiciosas y estructurales que detengan definitivamente los desahucios, amplíen el parque público de vivienda y que penalicen la especulación inmobiliaria y el incumplimiento de la función social de la vivienda.
- Exigimos el cumplimiento escrupuloso de la Ley 24/2015 y retomar los Decretos ley 17/2019 y 1/2020 (estos últimos mediante un nuevo redactado si es necesario), obligando a los grandes propietarios (bancos, fondos buitre, particulares multipropietarios, etc.) a ofrecer alquileres sociales a las familias vulnerables que no pueden pagar y obligándolos a recuperar viviendas vacías.
- Exigimos el fin de la violencia policial, la judicialización de la política y la criminalización del derecho a la protesta gracias a la Ley Mordaza, entre otras. Por culpa de esta represión el movimiento por la vivienda lleva acumulados más de 47.000 € en multas por intentar detener desahucios. Ante este ataque a la libertad de protesta, hacemos bandera de la solidaridad, de nuestra ternura y de nuestra fuerza para señalar un sistema penitenciario que condena la disidencia política y la pobreza y donde todas las presas sufren por partida doble las discriminaciones, violencias cotidianas y la perpetuación de los mandatos patriarcales.
Si las administraciones públicas no garantizan una vivienda digna para todas, lo haremos nosotras mediante ocupaciones y acción directa. No nos quedaremos calladas mientras vemos los efectos provocados por un Estado que durante la última década se ha dedicado sistemáticamente a empobrecer, mediante los recortes, un ya escaso sistema de protección social y que además sigue desvalorizando los cuidados y la sostenibilidad de la vida en todos los niveles. Estos cuidados siguen recayendo de forma mayoritaria sobre las mujeres, tanto de manera remunerada como por las tareas naturalizadas en el ámbito del hogar y a nivel comunitario, realizadas con sobrecargas o externalizadas en condiciones precarias.
Nos rebelamos! desde nuestras DIVERSIDADES: haremos movilizaciones, asambleas y acciones ocupando calles y plazas (con todas las medidas de seguridad sanitaria); hay convocadas paros y huelga a los puestos de trabajos remunerados para quien las quiera secundar, así como acciones en los centros educativos. ¡Lo que nos une es visibilizar más que nunca este 8 de marzo y promover la solidaridad activa y el apoyo mutuo en cada barrio y en cada pueblo!
Ninguna mujer por el hecho de ser mujer, ni lesbiana, transgénero, migrante, madre, con diversidad funcional, racializada, mayor, sin hogar…puede ser oprimida y discriminada de sus derechos. ¡Siempre feministas! ¡Antipatriarcales, anticapitalistas y anticoloniales!
#8MImparables