
Desde que el Sindicat de Llogaters i Llogateres nació, nuestra principal bandera ha sido la autoorganización en la lucha por unos alquileres justos y contra la indefensión ante los abusos que sufrimos las inquilinas. Con esta premisa, siempre hemos pensado que el empoderamiento colectivo como inquilinas conscientes es fundamental. En esta línea, el primer paso es la formación y la autoformación, porque sólo si conocemos a fondo nuestros derechos como inquilinas podremos hacer frente a los abusos que se producen en el incumplimiento de una ya de por sí nefasta Ley de Arrendamientos Urbanos. Pero, también, sólo si tomamos consciencia de hasta qué punto esta ley nos deja desamparadas, podremos convencernos de la necesidad de autoorganizarnos.
Con esta idea en mente, hemos organizado cuatro formaciones sobre la Ley de Arrendamientos Urbanos desde que nacimos, en varias zonas de Barcelona y en el área metropolitana. Siempre han ido seguidas por asesoramientos colectivos con el objetivo de responder a las casuísticas particulares de las inquilinas asistentes. Efectivamente, cuando aplicamos los nuevos conocimientos teóricos a problemas propios, la praxis lo clarifica todo.
Durante este camino de empoderamiento y autoorganización de las inquilinas, hemos buscado siempre la cooperación con el resto de entidades presentes en el territorio metropolitano y, por este motivo, todas las formaciones se han hecho juntamente con otros colectivos que luchan por el derecho a la vivienda o con asociaciones de vecinos y vecinas con una larga trayectoria de lucha y de autodefensa popular. De este modo, la primera formación sobre la LAU que llevamos a cabo fue el viernes 30 de junio en los Jardines de Montserrat, en el marco de la segunda Asamblea abierta del Sindicat. Este espacio de aprendizaje fue organizado con la estrecha colaboración de la Xarxa d’Habitatge de l’Esquerra de l’Eixample, colectivo de barrio con el que hemos colaborado desde nuestro nacimiento.

Tuvimos una segunda ocasión para conocer mejor la LAU y los derechos de las inquilinas en el Centre Cultural Santa Eulàlia, en l’Hospitalet de Llobregat, en colaboración con el Col·lectiu Akelharre, la Associació de Veïns Cinc Carrers y Som Santa Eulàlia. Se acercaron inquilinos e inquilinas de la ciudad que están experimentando las mismas presiones que en Barcelona. Sus inquietudes son acerca de la inseguridad de sus contratos y los precios al alza, una dinámica que ha empeorado durante los últimos meses en esta ciudad del área metropolitana. Varios asistentes constataron que lo que intermediarios y propietarios les habían propuesto como única salida posible para su caso constituye, en realidad, una forma de abuso inmobiliario.
La tercera formación que realizamos fue en el distrito de Sant Martí el miércoles 11 de octubre, en colaboración con las asociaciones de vecinos y vecinas de Sant Matí en Provençals, La Palmera, la Verneda, Via Trajana y, especialmente, La Pau (Calle Concilio de Trento 320, distrito de Sant Martí). En este espacio formativo, tal y como nos había pasado ya en el primero, se constataron las limitaciones de casi todas las LAU (la de 1985, la de 1994 y especialmente la de 2013), manifestando la indignación de los asistentes y, por consiguiente, la necesidad de autooganizarnos como inquilinas.

En último lugar, cuando fuimos a Olesa de Montserrat, nos acogió la Associació de Veïns La Rambla de l’Eixample (C/Jacint Verdaguer, 30, Olesa de Montserrat). Al ser un día extremadamente lluvioso y a una hora bastante tardía, el número de asistentes fue menor pero esto nos permitió empezar una formación en forma de taller, con un diálogo muy rico y del cual extrajimos un interesante aprendizaje. Tanto es así que las personas asistentes se comprometieron a organizarse desde Olesa para impulsar la causa inquilina en contra de una situación de oligopolio inmobiliario que complica sustancialmente el acceso a una vivienda digna de alquiler.

De todas las formaciones realizadas, las inquilinas siempre hemos salido reforzadas cualitativa y cuantitativamente. Cualitativamente porque salimos con más conocimiento y, por tanto, más conscientes de nuestros derechos como inquilinas y sobre la necesidad de luchar contra la inseguridad en la que vivimos. Cuantitativamente porque el Sindicat siempre recibe nuevas afiliaciones y esto es fundamental para fortalecer la organización y, por lo tanto, reforzar la lucha por la vivienda y el derecho a la ciudad. Porque sólo si conseguimos una gran potencia numérica podremos ejercer la presión y movilización necesarias para cambiar realmente las cosas. Por este motivo, estamos convencidas de seguir en esta línea de autoformación y de empoderamiento colectivo y seguiremos trabajando con los demás colectivos de todo el territorio con quienes compartimos la lucha por la dignidad popular y el derecho a un bien indispensable para la vida como la vivienda.
Nos quieren solas, frágiles e inseguras. Nos encontraran juntas, fuertes y conscientes.
Carlos Pallarol