
Este viernes Carlos y su madre de 72 años tienen previsto su quinto desahucio a la finca Roger de Flor 209. Después de cuatro años de lucha para conseguir que ninguna vecina de la finca sea desahuciada, y con una pandemia de por medio la empresa propietaria, Rontzerius SL, vuelve a la carga. El Sindicat d’Habitatge de Gràcia y el Sindicat de Llogateres exigimos que se haga un alquiler social para Carlos y su madre y que se pare el lanzamiento del próximo viernes dado que no hay ninguna alternativa habitacional. Y denunciamos las prácticas especulativas de Rontzerius SL, que ya ha expulsado un total de 23 familias desde que compró la finca.
Una finca con una larga trayectoria de lucha
Carlos es uno de los cincuenta vecinos de la finca que desde el año 2017 ha sufrido las consecuencias de la especulación inmobiliaria. La finca fue comprada por el fondo de inversión Rontzerius SL y, desde el primer momento, se negó a renovar ningún contrato de alquiler de las 28 viviendas de que consta el inmueble. El vecindario, alertado por la situación, se organizó con el Sindicat d’Habitatge de Gràcia y el Sindicat de Llogateres, e iniciaron la estrategia #EnsQuedem. Conforme iban venciendo los contratos, muchas vecinas se quedaban en casa y seguían pagando el precio del alquiler que habían pagado hasta entonces. La empresa se negó a negociar en todo momento con ambos sindicatos, y empezó a poner denuncias por finalización de contrato, algunas de las cuales prosperaron en sentencia de desahucio.
Durante los años que ha durado este conflicto, se han expulsado de forma silenciosa unas veinte familias que se han visto forzadas a marchar por finalización de contrato o, en el caso de gente mayor con contratos indefinidos, por las molestias causadas por las obras que se hicieron a toda la finca. La propiedad, en este tiempo, se ha dedicado a reformar los pisos y alquilarlos por encima del precio marcado por el índice de la Generalitat y vulnerando, por lo tanto, la Ley de Regulación de alquileres 11/2020. Una parte de las vecinas que quedan viven de renta antigua y no pueden ser expulsadas, y hay cuatro familias que llevan 4 años resistiendo. Dos de las viviendas fueron «recuperadas» por el el Sindicat d’Habitatge de Gràcia (uno para una familia y el otro como piso de emergencia). Los otros dos son los de Carlos y su madre, y el de la señora Pilar, quien pronto se mudará a una vivienda de protección oficial que le ha sido otorgado.
Este viernes pararemos el desahucio
El último desahucio que se paró en puerta a la finca fue el pasado febrero del 2019, cuando un centenar de vecinas impidieron que Nancy y su familia se quedaran en la calle. Nancy consiguió mudarse en un piso de la Tabla de emergencia, pero esta no es la suerte de Carlos y su madre, quien tienen el informe de vulnerabilidad. En todo este tiempo, muchos de los procedimientos judiciales se han parado por la pandemia y ahora se están reactivando. Cada vez quedan menos vecinas de las originales y la finca está más vacía que llena, eso sí, con pisos renovados y a precios de lujo: un claro ejemplo de como la especulación inmobiliaria destroza los vínculos vecinales, genera pesadillas a las vecinas y contribuye en la conformación de un parque de vivienda de alquiler con precios desproporcionados e inasequibles para la mayoría.
Estamos sufriendo una oleada de desahucios que queda silenciada e invisibilizada por una supuesta moratoria. Solo esta semana en Barcelona, 4 personas que vivían en una infravivienda han muerto a causa de un incendio, 2 desahucios han sido ejecutados en el barrio del Raval hoy jueves 2 de diciembre. Mañana nos enfrentamos a 2 desahucios más, uno en la calle Roger de Flor 209, y otro que convoca el Sindicat d’Habitatge de la Verneda en la Rambla Prim, 90.