
El Sindicat de Llogateres inicia una campaña de organización de inquilinas de Blackstone en Cataluña y celebrará una asamblea masiva el sábado 29
El Sindicat de Llogateres de Catalunya ha iniciado este mes una campaña masiva destinada a organizar a todas las inquilinas de Blackstone en Cataluña. Después de meses de negociaciones frustradas con uno de los fondos buitres con más activos inmobiliarios en el Estado y con al menos 2.300 viviendas en alquiler en Cataluña, se optado por la organización de todos los hogares que dependen de este gran arrendador. La principal razón es que los interlocutores de Blackstone han manifestado al Sindicato que no tienen intención de renovar ningún contrato de alquiler en los próximos años, si la ley no los obliga, y así poder vender los inmuebles. El actual marco legal no ampara a los inquilinos que se ven expuestos a una amenaza como esta porque los arrendadores pueden expulsarlos de forma injustificada cuando el contrato finaliza. Es indiferente si los inquilinos han cumplido sus obligaciones aunque el arrendador, en el caso de los pequeños propietarios, no necesite la vivienda para uso propio o de algún familiar. Por este motivo, el Sindicato ha encendido la alarma ante una posible oleada de desahucios invisibles de grandes dimensiones.
Una nueva campaña de organización según el arrendador
Después de los éxitos en la negociación colectiva del Sindicat de Llogateres de Goldman Sachs en Sant Joan Despí (2018) o de la experiencia de coordinación para renovar los contratos sin subidas a inquilinas de Azora de hasta 9 municipios diferentes en 2019, el Sindicato ha decidido dar un paso adelante siguiendo el ejemplo de la última gran victoria contra el fondo buitre Blackstone: la del Sindicato de Inquilinas de Madrid en 2021.
El Sindicat de Llogateres ya cuenta con una docena de hogares afiliados al Sindicato que hace tiempo que están teniendo problemas en la renovación de sus contratos con Blackstone. A estos, se han sumado hace unos meses, un par de fincas verticales con unas sesenta vecinas del mismo arrendador en Badalona. Pero el estancamiento de las negociaciones con este fondo y la advertencia que no se renovará ningún contrato, ha llevado al Sindicato a tomar la decisión de doblar la apuesta. Si Blackstone no escucha la demanda de renovar el contrato de un centenar de inquilinas, lo tendrá que hacer con muchas más.
Es aquí cuando se inicia la apuesta del Sindicat de Llogateres de organizar a todas aquellas inquilinas de Blackstone que quieran defender sus hogares ante abusos inmobiliarios o negativas a renovaciones de contratos. Para hacerlo, el Sindicato ha visitado puerta a puerta todas las viviendas de inquilinas de Blackstone explicándoles la campaña e invitándolas a una asamblea el próximo sábado 29 de enero.
¿Fin de ciclo para los buitres en Cataluña?
El fondo de inversión Blackstone, como muchos otros, amplió mucho su cartera después de la crisis hipotecaria, cuando muchos bancos quebraron y adquirió a precios de ganga las viviendas de familias que habían sufrido ejecuciones hipotecarias. Concretamente, Blackstone adquirió la mayoría de propiedades de Catalunya Caixa a través de la cartera Hércules, es decir, más de 500 viviendas dispersas por la comarca del Barcelonés. Además, en la misma área este fondo cuenta también con 10 fincas de propiedad vertical que sumarían 500 hogares más. El acaparamiento de pisos en todo el territorio catalán también se hizo notable durante este periodo hasta llegar a una totalidad de unas 2.300 viviendas en total en Cataluña. Todo ello, en el marco de medidas económicas como la legalización de las Socimis en 2013 y la bonificación de buena parte de los impuestos sobre sus beneficios o la flexibilización del mercado del alquiler con la aprobación de los contratos a 3 años. Un marco que, sin ninguna duda, generó una alta rentabilidad a fondos buitres como Blackstone.
La implantación y los mecanismos de Blackstone para ganar rentabilidad con el mercado del alquiler se hicieron a través de gestorías y agencias inmobiliarias como Alquilovers, Budmac Investment, Anticipa Real Estate, Torbel Investments, Euripo Properties, Albirana Properties o Testa Residencial. Nombres más familiares para los inquilinos de este gran buitre.
Pero ya entrada la década del 2020, habiendo cumplido unos fructíferos ciclos de alquiler con contratos de tres y siete años consecutivamente, y con cambios legislativos como la extensión de la duración de los contratos a siete años, los topes en el incremento de precios establecidos por la regulación de alquileres catalana o la necesidad de invertir en viviendas para reformarlas o hacerlas habitables, la época de las vacas gordas en los alquileres parece que se ha acabado, como mínimo para Blackstone. La enorme inversión que este gigante hizo a principios de la década anterior, ha dado ya sus frutos y altas rentabilidades, y ahora este fondo que acapara sectores diversos como la vivienda, las pensiones, el sector turístico o la sanidad, deja de percibir el mercado del alquiler tan atractivo (o provechoso) como antes. Por supuesto, el negocio inmobiliario y del alquiler sigue siendo del todo rentable, pero la lógica depredadora de Blackstone busca un beneficio máximo y creciente, aunque sea a expensas de expulsar de casa miles de personas que pagan el alquiler cada mes. Si es necesario deshacerse de una parte importante de los 30.000 inmuebles con los que cuenta en el Estado para recuperar liquidez e invertirla en otros sectores, en estos momentos, no hay ninguna ley que le ponga palos en las ruedas a Blackstone. Y si las viviendas están libres de inquilinos, todavía podrá sacar más rentabilidad con su venta.